Crónica de una tortura.
- Recibimos y publicamos -
Esta carta la envía el chico que presentó una denuncia por haber sufrido torturas en la comisaría de la Alameda de Hércules hace aproximadamente un mes, hecho que provocó la inmediata respuesta de más de 200 personas en la concentración del pasado 9 de Mayo frente a las puertas de dicha comisaría. Agradecemos su valentía por denunciar los hechos y preservamos su identidad por motivos obvios.
"Tras asistir a la Alameda una noche más y con motivo de los conciertos por la República, me encontraba con mis amigos departiendo, riendo y decidiendo donde continuar dicha noche.
Fue entonces cuando grupos de la policía local se acercan a la gente, no de muy buenos modos, en mi caso particular se nos invito ha abandonar el lugar en el que estábamos en ese momento. Todo comenzó:
Yo le dije a uno de los policías que porque tenia que irme, y el me contesto que porque si, y que me podía denunciar por muchas cosas, como por estar reunido o beber un vaso de agua en la calle.
Un amigo pasó por allí con una cocacola y el policía le dijo que eso debía de tirarlo y yo volví a preguntar ¿por qué?
Cogí yo esa cocacola y el policía en tono jocoso con sus compañeros dijo que me iba a multar por tener cocacola. Yo le dije que vale pero que me diera su numero de placa a lo cual no reaccionó de un modo muy educado, es más, se ofendió. Me pidieron el DNI, que yo entregué, y me pusieron la pertinente receta o multa “por la permanencia y concentración de personas que se encuentran consumiendo bebidas fuera de las zonas habilitadas al efecto. Se interviene una botella de cocacola medio llena”.
Se me entrega la multa y siguen sin darme su numero de placa, se montan en su vehículo, y uno de ellos me mira y me dice: ”Eres un autentico cabrón”, a lo cual yo, sorprendido contesto, “y tu un sinvergüenza”.Ellos paran su vehículo, se escucha “ahora si!!!!!!” y se dirigen 8 locales a mi, me empujan y me dicen que les repita qué les he dicho y les contesto que ya lo saben y que me den su numero de placa. Ellos continúan empujándome, pero la gente del alrededor empieza a silbarles, yo hago gestos y digo ”mirad lo que hacen…”. Ellos están muy alterados, yo algo acojonado porque son 8 contra mi y con ganas reales de agredirme.
Es entonces cuando cometo el acto mas estúpido de mi vida, un acto reflejo, me dirijo a esa comisaria grandiosa que entristece la Alameda, esa comisaria que tenia a escasos 50 metros, con la pobre ilusión de que allí yo podría buscar mi justicia rebelde del momento.
Llegué a la comisaría en compañía de dos amigos, y le dije al policía nacional que allí tomaba el fresco fuera que quería denunciar a los locales por empujarme……y me contesta ”aquí no se puede denunciar, te vas al ayuntamiento”. Yo contesto ”¿como voy a ir al ayuntamiento a las dos de la noche? déjeme denunciar”. Ese policía, un poco alterado, me dice ”que te vayas”, y yo me quede allí quejándome. Entonces sale y me dice “deme su documentación”, y descubro que no la tengo, que entre la multa de los locales, los empujones y demás había perdido mi DNI (o lo tienen los locales), entonces me dice ”pues vete a tomar por culo de aquí”.
Yo, tras 5 minutos hablando con mis amigos y con un gran cabreo, decido entrar dentro de la comisaria, es entonces cuando tras pedir por enésima vez que quería poner mi denuncia, el policía me vuelve a echar. Y yo digo ”joder son todos iguales”, y es en ese momento cuando ese policía de la puerta se tira hacia mi y me mete un empujón de órdago, yo quedo en shock, flipando, empujan a mis amigos a fuera y a mi dos policías me agarran fuertemente del brazo derecho y del cuello y tiran de mi sin piedad escaleras abajo, hacia una habitación. Yo no paraba de gritar, de sentir miedo de lo que estaba pasando allí…. Me introducen en una habitación y me atan en cruz, con unos cintos en las manos. El policía de arriba baja como un loco y me dice “que voy aprender a denunciar a la policía”. Uno de sus compinches me golpea por el cuerpo, me insultan, yo solo puedo decir entre lloros “¡que yo no he hecho nada!”.
Allí en ese infierno estuve unos 20 o 30 minutos, para mi fue una vida entera, allí atado, golpeado, escupido, insultado, vejado….
Cuando, tras enseñarme un objeto que daba descargas eléctricas y decirme ”si lo quería probar”, yo ya soy un sumiso, alguien sin voluntad, que suplicaba que me quería ir, que no pasaba nada, que me iba a mi casa..., ellos deciden soltarme y yo, cabizbajo, soy subido arriba (entre insultos como "basura", "guarro"…) y me dicen ”si he aprendido la lección de denunciar a la policía".
Me echan de allí como si aquello no hubiera pasado nunca.
No saben ni quién soy, nunca me leyeron derechos y, a cambio de yo reclamar los míos, simplemente fui torturado.
Tras salir y ver como otro policía custodiaba fuera a mis amigos bajo frases como ”no os preocupéis por vuestro amigo, solo van a tranquilizarlo”, es entonces cuando me derrumbé. Me fui al hospital inmediatamente, donde realmente me ayudaron mucho y me hicieron mucho caso. Al lunes siguiente fui al juzgado y allí volví a la realidad, puse mi denuncia y no me dieron ni siquiera una copia de esa declaración que yo había firmado………….
Todo esto es real, tan real como haberme encontrado a gente como ustedes, que me escuchasteis, que me hicisteis recobrar parte de mi, que conseguisteis que el miedo se fuera para dejar pasar a la justicia .Gracias a todo el mundo de La calle es de Todxs.
Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen."