domingo, 8 de junio de 2008

SE RECRUDECE LA REPRESIÓN EN LA CALLE: MÁS AGRESIONES POLICIALES.

Nos llega otra carta de una persona que presenció y fue victima de abusos policiales el pasado fin de semana en el centro. Parece ser que se están aplicando con especial violencia de forma constante en las últimas semanas. Animamos a todo el mundo a denunciar este tipo de hechos del mismo modo que este chico, Víctor. No podemos tolerar más esta situación, bajo ninguna excusa. Se trata de nuestros derechos fundamentales.
La calle es de todxs.


La madrugada del reciente sábado 7 de junio, a eso de las 4am salgo con un amigo del Fun Club y nos paramos en la exposición fotográfica que hay en la zona de la Alameda cercana al cine. Nos llama la atención ver como grupos de policías locales barren las calles de gente. Se detienen ante tres jóvenes que beben, pidiéndoles la documentación, cacheándoles y tirándoles a patadas la bebida. Me sorprende la violencia gratuita que estos policías desprenden, cuando además apenas hay nadie por las calles y desde luego, ninguna resistencia a su “autoridad”.

Seguimos con las fotografías hasta que vemos como unos 10 policías locales, junto a 2 o 3 nacionales, aceleran el paso porras en mano y entran en la calle Trajano, donde hay un grupo de 6 o 7 chavales con los que discuten. Parece una discusión de esas “estúpidas” que a veces tenemos con la policía, sin alcohol, porros, ni nada… los estaban “dispersando” sin más y de ahí la evidente discusión. Cuando tras empujones y amenazas los chavales se dan media vuelta y la policía se retira, un chaval dice algo así como “es que no tienen cojones”. Uno de los policías locales responde gritando “¿Cómo que no tenemos cojones? Dímelo a la cara, ¿Quién quiere ver mis cojones…?”. Los chavales ya se han metido en la calle Juan Rabadán, huyen de los policías aunque sin correr, y estos les cogen y comienza la lluvia de palos. Ninguno muestra resistencia, insulta o mucho menos agrede a ningún policía, pero en cambio estos se ensañan con los chavales (de entre 18 y 22 años), quienes reciben golpes con la porra, empujones y amenazas.

Cuando los agentes terminan de demostrar su eficacia en pro al orden público, me acerco a los dos policías locales que más violentamente agredieron y les exijo que me muestren su identificación. Sobre la marcha, la violencia cae sobre mi, sin golpes, pero con gritos, empujones y amenazas. Ninguno de los agentes se identifica, se niegan a hacerlo y entonces les pregunto qué puedo hacer pues para denunciarlos. Fue lo que faltaba, nos echan a empujones.

Dos de los chavales han sufrido fuertes agresiones, golpes en las piernas, glúteos, costado, brazos y hasta en el cuello uno de ellos. Mi amigo y yo, sabiendo que no había casi nada que hacer sin las identificaciones de los policías ni parte médico, vamos a la comisaría de la Alameda a “denunciarlo”.

Una vez allí, lo evidente. La policía nacional dice no admitir a trámite una denuncia si no soy yo el agredido, tengo parte de lesiones y además no tengo el nº de placa de los agentes. Bajo a donde estaba el grueso de policías locales a coger al menos el nº de matrícula de alguno de sus vehículos, y entonces me echan del lugar sin poder acceder a identificarlos, me piden la documentación, gritos y amenazas de nuevo. Y como de costumbre, la impotencia. Al rato, mientras discutía con la policía nacional la inexistencia de métodos de defensa ante abusos como estos, varios de los jóvenes agredidos se presentan con la intención de denunciar. Habrán ido al hospital por un parte médico de lesiones, y espero que después a poner la denuncia. Tienen mi teléfono por si acaso. Aún así, ya sabemos que no quedará en nada.

Hay quien cuestiona la eficacia de nuestra respuesta, o incluso de cualquier respuesta. Yo al menos lo tengo claro. La calle y los pequeños personajes como nosotr@s que en ella convivimos tenemos que empoderarnos, asumir la responsabilidad de defender nuestros derechos individuales y colectivos, de forma radical y también autocrítica. No somos santos y sabemos que en ocasiones tampoco ayudamos lo que debiéramos al respeto de los derechos de otr@s, pero bueno, en eso andamos supongo, en ese proceso de búsqueda de respeto mutuo que no pase por la represión policial, el abuso del poder y la criminalización de la reivindicación.

Nos vemos en La Calle,

Carlos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece mentira que estos "animales" sigan estando en la calle y sean quienes defienden nuestra "libertad". No es cuestión de ideologías ni de apariencias externas, solo es una cuestión de respeto. Respeto a todos y para todos.

Gracias Carlos por denunciar casos como este.

Anónimo dijo...

El animal quien es el que se mea en la calle y deja las bolsas tiradas en el suelo después de hacer botellona? El que da por culo a los vecinos que queremos dormir? al que se le rompe el vaso en el suelo donde al dia siguiente van a jugar niños?

Anónimo dijo...

camaradas golfos,sois unos falsos demagogos e hipocritas,quereis hacer lo que os salga de los huevos sin importaros una mierda el descanso y la limpieza de nuestras calles,vosotros,que os llamais personas de libertad,sois los fascistas porque quereis que todo el mundo diga lo mismo que vosotros,dictadores,decirselo a las miles de personas cubanas que no pueden vivir en libertad con fidel castro y lo haceis de él un lider para vosotros,por favor,IROS A TOMAR POR CULO.

Anónimo dijo...

Que pesados con la botellona. Estamos defiendiendo el derecho a estar en la calle sin recibir palos. No queremos una calle sucia ni meada, queremos una calle para todos. Ahi entran vecinos, no vecinos, niños, mayores y jóvenes por supuesto. Los jóvenes tenemos un horario de disfrute de la calle distinto al de los niños y mayores, pero tenemos el derecho de disfrutar de ella igualmente, de forma cívica y con sentido común, por supuesto.

Por cierto en la Alameda llevan 3 noches las papeleras rebosando. A ver quien es el guarro el cuidadano o el ayuntamiento.

Anónimo dijo...

parece ser que hay gente que aún se empeña en aplicar el mismo simplismo a este conflicto que nuestros maravillosos y veraces (e imparciales, como no) medios de comunicación. mientras no se creen alternativas a este modelo de ocio basado en el consumo de alcohol, la juventud seguirá reproduciendo lo que aprendieron de sus mayores: a salir y beber, y a ver quién niega esto. en la situación actual de precariedad máxima de la juventud y de, por qué no decirlo, ausencia de valores de convivencia (esto también se nos enseña desde pequeñitos, a salvar mi culo y a lxs demás que le den por eso mismo), con las copas a 8 euros y teniéndote que "disfrazar" para entrar en un local "de moda", no es de extrañar que la juventud busque alternativas al ocio privatizado. el problema es que esas alternativas son, en definitiva, más de lo mismo: salir y beber. frente a esto, que causa molestias y no da beneficios, se opta por la vía rápida y dura, echar a la gente de la calle (a TODXS, por si las moscas, sin importar si yo voy caminando tranquilamente a casa porque YO TAMBIÉN SOY VECINO), para que así todxs huyan a encerrarse en locales cerrados e insalubres a seguir cogiendo la borrachera de 50euros a base de alcohol adulterado. menuda hipocresía.
lo repetimos, una vez más, RECONOCEMOS que existe un conflicto de derechos entre lxs que practican botellón y lxs que quieren descansar, y EXIGIMOS que se de solución al mismo. pero desde la creación de alternativas a este modelo de ocio, desde la educación, la mediación y el diálogo social, no desde la violación de derechos fundamentales. ¿donde está la prometida "mesa ciudadana" en la que se pretendía dialogar con lxs jóvenes la situación"?.
no todo el que camina por la calle de noche por una zona determinada es un vándalo que mea en portales y rompe botellas (como el servicio de limpieza hace para facilitar la tarea de recogida), algunxs (muchxs) gustamos de disfrutar de nuestro derecho a estar en la calle sin crear conflictos de convivencia, porque también es mi barrio y son mis calles, y no quiero que me echen de ellas porque cuatro energúmenos no se saben comportar. habrá que comenzar a cuestionarse el porqué de este conflicto, y atajar el problema desde su raíz. porque a base de palos y abusos, está demostrado que la juventud solo responde con rebeldía. así ha sido y seguirá siendo siempre.
la calle es de todxs, úsala y convive.

Francisco Artacho dijo...

¿y que tiene que ver el gobierno cubano en todo esto?



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