jueves, 15 de mayo de 2008

La fábrica de sombreros

Miembros de colectivos sociales, vecinos/as y artesanos/as han entrado en la antigua fábrica de sombreros situada en la calle Heliotropo (en la zona de San Luis). De esta manera reclaman el uso del edificio, abandonado desde hace casi una década, como espacio socio-cultural y de acogida de talleres tradicionales de artesanos.

Ante la escasez de espacios sociales y culturales en la ciudad, estos colectivos exigen la revitalización del edificio que, como tantos otros, contribuye al deterioro del entorno urbano y la exclusión de las poblaciones y usos tradicionales. Mientras el Ayuntamiento promete espacios de uso público en cada solar, cientos de inmuebles continúan degradándose en espera de proyectos que nunca llegan o son privatizados para satisfacer la vorágine especulativa.

El edificio

Este inmueble está proyectado por el PGOU de Sevilla como equipamiento socio-cultural y espacio para talleres de artesanos en su primer cuatrienio de aplicación. Entre la aprobación inicial y final del documento, la administración ha recortado casi la totalidad del espacio dedicado a actividades artesanales, mostrando escaso interés en el mantenimiento de esta actividad tradicional y en la protección de cultura sevillana en general.

A día de hoy se sigue sin intervenir el edificio o iniciar las acciones necesarias para llevar a cabo su expropiación, mientras que los artesanos del casco antiguo continúan siendo desalojados por la presión especulativa e inmobiliaria, y se sigue padeciendo la falta de espacios para los jóvenes.

El edificio permanece en el más absoluto abandono mientras el ayuntamiento despilfarra sus recursos en proyectos faraónicos (con su máxima expresión en los Parasoles de la Plaza de la Encarnación). La presión de la especulación inmobiliaria sigue acosando los corrales de artesanos característicos de la ciudad, como el corral de la calle Castellar, los talleres del Pasaje Mallol u otros lugares típicos que están siendo desalojados.

El interés privado prevalece a toda costa sobre el valor de la cultura tradicional. En lugar de defender el patrimonio cultural común se prima el beneficio económico de los de siempre. La ciudad carece de espacios realmente participativos para actividades sociales y culturales. Con esta acción se pretende reivindicar el derecho a estos espacios y a la participación directa de los ciudadanos y ciudadanas en la vida social y cultural.


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